Anoche.

2.7.08

Estaba con la Almendra y la Anakena en el metro, ahí en el "cambio de andén" de una estación X. Conversábamos apoyadas en la baranda y de ahí podíamos ver perfectamente la línea por donde pasan los trenes.
Derrepente [o de repente?] llegó un chico X y se subió a la baranda y empezó a caminar por ahí haciendo equilibrio. Yo lo quedé mirando porque me dio miedo que se pudiera caer... o sea no me daba miedo que él cayera, sino verlo caer y quizás qué pasaría abajo. Mientras yo lo miraba, las chiquillas seguían conversando como si nada, y este tipo llegó al final de la baranda, al lado de la escalera y bajo al piso, pero luego se sentó en la baranda del centro de la escalera para bajar deslizándose por ahí, pero, mientras bajaba, por la puerta de la estación entró un viento demasiado fuerte, y este chico, en vez de seguir resbalándose por la escalera, comenzó a elevarse y volar por encima del andén y luego caía lentamente hacia la línea misma.
Aún puedo oír sus gritos de terror al ver que se acercaba a un lugar con mucha electricidad y donde los trenes pasan con mucha velocidad.
Pensé que caería... y así fue. Sentí cómo su cuerpo fuertemente chocó contra el piso... crujió.
La gente que estaba en el andén, desesperada, comenzó a bajar a la línea para tratar de ver cómo estaba y ayudar si es que podían. Era mucha gente que corría de un lado a otro.
Misteriosamente los trenes comenzaron a pasar con más frecuencia que nunca... uno tras otro, por un lado y otro, la gente no tenía a dónde a correr y yo mirando todo desde arriba.
En un segundo, con las chicas estuvimos abajo entre toda la multitud que corría desesperada, empujabamos a las personas, esquivabamos los trenes que pasaban y pasaban... no sabíamos qué hacer, lo único que yo sabía era que no quería mirar a ese hombre, no quería encontrarme con su cuerpo reventado, no quería que me atropellara un tren, no quería que la gente me empujara...
A las 4.08 a.m. desperté y sentí miedo. No quería volver a dormir, ni siquiera me daba vueltas en la cama... estaba como en shock por algo ocurrido nada más que en mi inconsciente.
Dicen que en estos casos es bueno dar vuelta la almohada... y eso hice. Me volví a dormir como a la media hora, lo malo es que esta vez mi casa estaba llena de demonios.