Fragmento.

17.5.08

Bertina: -Aunqui' una no quiera, el tiempo pasa ligerito de toos moos. No importa esperar cien años, cuando hay algo güeno que esperar... Hasta más ratito. (Él sale lentamente, y desde la puerta le vuelve a decir adiós tan despacio, que no se oye. Ella le contesta del mismo modo.) ... ¡Luzmira! ¡Luzmira! Va a llover esta noche, ¡qué güeno!, es güenaza la lluvia... ¡Luzmira! (Es casi de noche.) De veras que se jue... Se tuvo que'ir, y no se atrevió a molestarnos... Te quiero, Luzmira..., estís donde estís... ¡Hasta luego!... Pero, ¿qué pasa?... ¡Orfilia, Floridema..., Luzmira!... ¡Eulogio!... Los árboles... Los árboles de la quinta, ¡los damascos!... ¡Están llenos de flores...! ¿Ven?... ¿Ven?... ¡Están llenos de flores...! (Las cortinas se cierran.)
FIN
Ánimas de día claro. Alejandro Sieveking.
Después de haber leído la obra entera, me gustó esa parte. Yo cacho que a uds. no les causa ni chús ni mú.