Lo juro, estaba haciendo todo lo posible por no volver a escribir, pues ya lo hice hoy, pero fue inevitable. Esta vez si, hablaré sola y exclusicamente de mi hija Pollo.
Es tan emocionante...primera vez que tengo una mascota cien por ciento mía, o sea en la casa todos la quieren, todos juegan con ella, pero quien la cuida, quien le da comida, le cambia el baño, le compra sus cosas soy yo. Cuando despierta y me ve, me mira y me llora, ayer salí en la mañana y cuando llegué, sintió la puerta y bajó corriendo. Hoy, vez que he bajado, ella baja detrás mío, si subo, ella me sigue.
Hoy subí y bajé sus platos para darle comida y agua, cuando subí con ambos platos le dije: ven po, y caminó detrás mío, subió y se puso a comer. Dicen que me ama. A veces me agarra el brazo con sus dos patas [sin garritas] y me pasa la lengua como dando besitos. Cuando me acuesto me queda mirando buscando la forma de subir a mi cama, pero no la dejo...es que, digamosló, me dejaría todo lleno de pelos y con olor a gato, asi que mejor que se acostumbre a dormir abajo. También tiene que acostumbrarse a no subirse a la mesa cuando estamos comiendo, una porque se ve feo, un gato en la mesa...o sea, no! y otra porque parece hambrienta desesperada, como si yo no la alimentara nunca, siendo que su plato se mantiene todo el día con comida. De todos modos la quiero, y me han dicho que los gatos viven harto, así como quince años, así que ojalá la tenga conmigo durante todo ese tiempo. Que sea así como la mascota de mi vida, todos algunas vez han tenido una. En fin, la quiero. Como también quiero cada día más a mi bendito blog!!!