Al final resulta que él no había matado a nadie, lo había hecho otro hombre y el único que podía dar evidencia de eso era otro preso, uno que conocía al otro hombre, pero el Alcaide lo llamó para preguntarle si estaba dispuesto a jurar todo lo que sabía en la corte, jurar en favor de Andy, el otro preso dijo que porsupuesto, pero el Alcaide había planeado con un guardia que le disparara y lo matara esa misma noche.
No le convenía que Andy quedara libre, pues le hacía todos los sucios negocios.